dilluns, 1 de maig del 2017

Vover,sentir,vivir,,,recuperando momentos..

Dicen que los buenos recuerdos siempre quedan, los guardamos como tesoros para recuperarlos cuando más falta nos hacen.
Y aunque a veces se hayan quedado tan escondido que parece que los hayamos perdido, en un momento dado aparecen de golpe para recordarnos que nunca han dejado de estar allí.
Este fin de semana he vuelto a vivir mi pasillo,como enfermera asistencial, después de ocho años en los que el sábado y el domingo asumía funciones de gestión.
Como explicaba en otro post,la gestión el fin de semana tiene un algo especial que me ha aportado y sigue aportando una visión desde otro ángulo, haciendo que con los años haya aprendido que del blanco al negro hay toda una escala de grises.
Pero estos dias después de tanto tiempo,volver a recorrer con mi carro ese pasillo, que el fin de semana pasa a vivir a un ritmo más reposado,sin camillas, pases de vivitas,donde los pacientes que han quedado ingresados son pocos y el silencio reina en muchas de las habitaciones, me ha hecho recordar lo que echaba en falta de esos dias...
Dias en los que nuestro cuerpo acostumbrado a moverse al son de Mrs adrenalina por los pasillos del hospital, pasa a ir en modo slow ....
No soy una especie estraña que adora trabajar el fin de semana, como imagino que casi todos,el que asuma que trabajar en un hospital implica trabajar esos dias no quiere decir que para mí lo ideal del final de la semana es pasarlo con mi familia, amigos o aquellas personas con las que compartir buenos momentos..
Pero puesto que trabajo esos dias, desde hace tiempo opté por buscar la parte postiva,Y una de ellas fué el que la presión asistencial se reduce,por lo que el reloj me regala minutos para poder hacer aquello que entre semana muchas veces aunque quiera no pueda,o solo pueda intentar hacer de forma superficial.Y es que cuando el ritmo baja sus revoluciones, los cuidados Invisibles encuentran su espacio ...
Y así es como el sábado pude curar a Ana,  a la que el miedo por su evolución la superaban, con la ayuda de su marido...y su hija de cuatro años, Paula que con su manita y su sonrisa me ayudó a dar la confianza y la energia positiva a su madre, ( el poder de esos deditos fue para verlo, hay caricias que curan males !! ),
Estuve hablando con Carmen que a sus 83 años tiene una vida interior tan rica que la ayuda a tirar hacia adelante,Tiene su qué que preguntes a alguien la escala del dolor y termines hablando de pintura, ópera y danza,
Y aunque observar, observas siempre, tus antena parabólica acostumbrada a estar por 14 personas,si está controlando a menos se vuelve una máquina de alta precisión,por lo que cuando Paco me explicó que después de ir al lavabo tenía la sensación de haber escalado una montaña, las alarmas se encendieron en el segundo uno, y tras una mañana de ir y venir, el verlo por la tarde y sobretodo el domingo descansando, de forma plácida y sin ahogo me hizo constatar una vez más que Enfermeria tiene los conocimientos para valorar, diagnosticar y actuar en conscuencia.
Pero lo que me dejó sin palabras fueron las gracias de la hija de Paco, también Enfermera, por " haber hablado con su padre y haberle escuchado " .
Seguiré gestionando, esa visión no la quiero perder porque pienso que es un complemento que enriquece mi trabajo ya no sólo de forma profesional sino también personal.
Pero recuperar estos dias, estos momentos despues de tantos años ha sido un regalo que pienso disfrutar mientras pueda.
Volver,sentir,vivir  que cantaba Gardel en su bolero inmortal ,porque no sólo se trata de fichar , curar, registrar , que también,  sino de escuchar, observar, hablar...


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