diumenge, 11 de març del 2018

Cada casa es mundo y en él hay una familia, que alguna vez vendrá al Hospital.

Quien no recuerda ese día en el te cuelgas por primera vez esa identificación donde aparece una foto tuya (que parece hecha por un fotógrafo bizco) y donde pone tu nombre y debajo ENFERMERA.
Vamos vestidos con el pijama, los zuecos nuevos, y en la cabeza aún muy fresco todo, lo aprendido en la facultad. Y aunque no se vea una capa hecha de nervios, ilusión, algo de miedo, inseguridad y esas ganas que se tienen cuando por fin llega algo que se lleva tiempo esperando. Y así llegamos a la que será nuestro primer día en nuestra primera unidad, con los pacientes que nos hayan asignado y… sus familias.
Esas familias que en nuestros apuntes, fotocopias y horas de clase son también objeto de estudio porque formarán parte de nuestra atención. A las que involucraremos en el cuidado del paciente. Y la mayoría serán así, aunque entiendan y vivan los cuidados y la atención a su propia manera, porque ya se sabe que cada casa es un mundo y en él vive una familia. Y esa asignatura la aprenderemos en cada habitación en la que entremos, en los pasillos.
La familia de los apuntes existe no es un invento de los profesores para que todo cuadre en su clase. Es una familia que se alterna para que el paciente no suela estar solo, que en el momento de la visita procura que haya alguien de ellos presente, que pregunta al doctor, que colabora en los cuidados que tu les indiques y que las explicaciones las entienden y se las transmiten entre los demás miembros que en aquel momento no están. Pero hay muchas más…
Partiendo de la base que todas sus acciones se basan en la sobreprotección y el amor, hay familias que tienen la sensación que en el Hospital queremos además de curar, hacer que el paciente haga unos días de depuración y ayuno a lo Carmen Sevilla cuando ingresaba en aquella clínica de Marbella, y le traen comida, mucha comida, que vamos encontrando en cajones, armarios. Todos sabemos que la comida del hospital no es como la de casa, pero si entre horas te llenas de madalenas, naranjas, kiwis, actimeles, a una la cogerás con menos ganas.
Hay familias que querer se deben querer mucho, pero hablar se hablan poco, por lo que a primera hora llega el primero y pregunta como esta el paciente, y cuando esta marcha llega el segundo preguntado lo mismo y a ti te dan ganas de decirles que hay una cosa en la actualidad que se llama grupo de WhatsApp.
Actualmente hay familias que se reducen al paciente y su conyugue de igual o mayor edad al que con los días acabas cuidando casi como el que esta en la cama. Al que le explicas con mas tiempo la explicación del medico que a veces suele ser rápida, o sencillamente no ha oído del todo bien (y al sr Doctor no se lo va a hacer repetir), le recuerdas y le haces tomar su medicación.
Y las familias invisibles, aquellas que nunca vemos, acabando siendo nosotras la “familia “del paciente que ingresa y marcha de alta solo.
Y finalmente la familia que ya es cuidadora en casa y a la que dejar ese papel en manos de otros le supone un malestar importante. Miedo, desconfianza porque no lo hagamos de la misma forma que ella, mezclado con un sentimiento de culpa por haber fallado en algo que ha provocado el ingreso. Son familias agotadas, pero que a la vez quieren seguir llevando el control del cuidado, y con las que hemos de utilizar la empatía y nuestras habilidades de comunicación, permitiendo que participe en los cuidados,
La familia es un sistema de apoyo para el paciente, le conoce ya que vive o ha vivido parte de su vida con él. Por lo que es una ayuda atener en cuente mientras dure su estancia en el hospital.
Es por ello que al entrar en cada habitación no podemos ignorarles dirigiéndonos solo al paciente. Cierto es que nosotras estamos mucho tiempo con los pacientes, pero será las familias las que estará las veinticuatro horas del día las que nos darán información de cómo ha dormido, si ha comido bien, de su estado de ánimo.
Cada núcleo familiar tiene su estructura, sus costumbres, cultura, formas de relacionarse., y todo ello vendrá al hospital cuando uno de ellos ingrese. Hay que saber encontrar el equilibrio entre su forma de ser y la dinámica hospitalaria, y llegar a ese punto en el que ellos pasen a ser un apoyo para su familiar y un colaborador en los cuidados que nosotros le daremos.
No olvidemos que el objetivo de ellos y el nuestro es que quien esta en esa cama reciba los mejores cuidados.






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