diumenge, 20 de setembre del 2015

Trabajar el fin de semana tiene un no se qué de diferente






Trabajar un fin de semana siempre tiene un no se qué de diferente..
Te levantas sin activar la agenda mental matutina de mochilas , desayunos, bocadillos y demás extras que surgen de las agendas escolares.El baño no es una rambla por donde va pasando toda la familia, y en la casa reina un silencio que esperas que desaparezca de un momento a otro mientras lo vas disfrutando.
Hasta la calle sabe que la semana esta en sus dias más festivos, lo notas, sobretodo si cuando sales hacia el hospital el sol también está saliendo.
Ya en el metro, vamos en el mismo vagón, los que estamos recién despiertos y los que aún no han ido a dormir en una curiosa mezcla, sin molestarse los unos a los otros.Tú , te sorprendes pensando a veces que años atrás eras uno de ellos, sin saber si lo que sientes es envidia o pena por aquella época que ya está atrás
Y al llegar al Hospital , el parking casi vacio, el vestibulo amplio como una pista de baile , y el ascensor libre !! Te dejan claro que sí que los fines de semana el Hospital cambia.
Este sábado tenia aspecto de ser el primer dia de un buen fin de semana, con una planta en obras y otra que no abría hasta el lunes la perspectiva era como poco buena.
Pero en medicina nada es exacto, ni dos mas dos son siempre cuatro y solo con llegar a aquella planta y ver el piloto encendido de aquella habitación, ya ví que el cálculo como casi siempre, iba a fallar.
Al entrar en la habitación, todo en el aspecto de la paciente indicaba que algo no iba bien, y ella sin entender que le ocurría , solo entendía lo que sentía , miedo...
De lo que pasó a nivel clínico a aquella paciente ,no voy a hablar aquí porqué eso pertenece a su intimidad.
De lo que me gustaría hablar es de nuestro trabajo y de como nos sentimos.
Hablamos últimamente mucho de humanizar nuestro dia a dia...y ayer entendí que la tècnica es importante pero que hay algo más...
Ayer mientras los compañeros del SEM ejercían su trabajo de manera excelente, mis compañeras y yo , fuera de aquella habitación, estuvimos dando apoyo a aquella hija , que estaba sola ,espantada , y con un sentimiento de culpa terrible.
Me gustaría reflexionar a tiempo pasado ,en como en las situaciones críticas, que sufren los pacientes y afectan de manera directa sus familias, gestionamos nuestros propios sentimientos y emociones.
Porque en momentos así nos movemos guiados por los sentimientos, somos profesionales,pero también personas, y hemos de saber curar o aliviar esas otras " heridas " que las familias seguramente llevaran encima durante tiempo.Sentimientos de culpa, frustración, impotencia, que quedan anclados  dentro , asociados al sentimiento de perdida.
No somos psicólogos, pero sabemos escuchar, dar la mano ,abrazar. En un momento dado he de admitir que me sentí francamente mal, porque veía que las cosa no iban bien y sufría por el dolor que sabía , tendría aquella hija.
Cuando ya pasó todo, hablamos de todo lo ocurrido, creo que lo necesitábamos,Era necesario compartir como equipo lo que habíamos sentido.Recordar que en nuestro trabajo no siempre ganamos nosotros, aunque lo hayamos intentado con todas nuestras fuerzas.
La tarde del sábado , sin darnos cuenta volvió a dar al hospital su ritmo de fin de semana, y es que ya se sabe que los findes de hospital tienen un no se qué de diferente....

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