dilluns, 2 de gener del 2017

Cuando el amor se hace cómplice del silencio,para no borrar una sonrisa


Este año se han cumplido veinticinco años desde que pisé por primera vez los pasillos de un hospital vestida de blanco.En todo este tiempo , sería imposible recordar a cada uno de los muchos pacientes con los que he hablado, reído, curado, escuchado ...aunque sin yo ser consciente cada uno haya dejado dentro de mi una serie de sentimientos que me han ido formando como profesional y crecer como persona...
Pero de entre todos , y a lo largo de estos años,hay situaciones que crean en ti un torrente de sentimientos de tal intensidad que se mantienen inmunes al olvido, haciendo que  no sólo no olvides a esa persona sino tampoco a su familia y los dias que viviste  con ellos.....
Ella llegó una mañana desde otro centro, su juventud y la dulzura de su cara eran los defensores a ultranza de una puerta invisible que no dejaban abrir y  ver lo que ocurría en su interior. Algo que se mantenía oculto porque ella con sus ganas de vivir, no dejaba salir por ningún resquicio de su cuerpo, pero no por ello la dejaba de atacar....
Al día siguiente de llegar, la habitación se llenó de catálogos  de novia y  revistas de decoración de casas." Cuando esto pase me caso " nos decía mientras le curábamos.un abdomen que con su aspecto día a día   clamaba lo contrario.
Y ante esa ilusión , y optimismo , su familia y su pareja optaron por ser cómplices del silencio, en un acto de amor , visto ahora con los años , pero que en aquel entonces a mi como profesional me partía por dentro .He de confesar que hubo momentos en los que no entendía el porque de mantener esa venda en los ojos , esa burbuja en la que entrabas cuando cruzabas la puerta de aquella habitación, donde se construían planes de un futuro que solo existiría allí....
Con el paso de los dias, la realidad, que no entiende de sueños, se presentó delante de la familia que tuvo que decidir el iniciar la sedación..
Y si tuviese que describir el dolor de una familia, en una sola imagen, volvería a aquel día , cuando iniciamos el tratamiento paliativo a una preciosa joven que se durmió pensando en tules , pasteles de boda, y sueños románticos delante de unos padres que para no romper esa ilusión en lugar de un adios , le desearon a su niña felices sueños ....
.Recordar aquel instante, teniendo en el fuero interno la certeza de un duelo mal gestionado que iba a acompañar a aquella familia es algo que he hecho muchas veces.....
Nunca olvidaré esos dias, aunque con los años la mente , que es así de protectora a veces, ha decidido poner por delante siempre esa sonrisa ilusionada y dulce......








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