Conocí a E. la mañana siguiente de haber ingresado desde
consultas Externas, para ser intervenido otra vez en menos de quince días. El
motivo de aquel ingreso que para nosotros era una “complicación post -quirúrgica,
para él significaba que lo que en un principio iba a ser una intervención que
le tendría a lo sumo un mes de reposo, se convertía en un diagnóstico que le producía,
ansiedad, muchas dudas y con un final incierto. La única certeza era que había
entrado al Hospital a visitarse y se quedaba ingresado de nuevo, esta vez sin
fecha de salida…
Pasaban los días y la ansiedad pasó a ser preocupación por la
evolución, inseguridad por la información que no acababa de ser clara, para
acabar entrando en un estado de apatía que le hacía ver todo lo que le rodeaba
desde el lado negativo volviéndole el carácter más irritable a ratos.
Y es entonces cuando familia,
amigos y nosotros como profesionales decidimos ser “empáticos” y transmitirles
mensajes de ánimos desde nuestro estado de salud.
Hay palabras, frases, preguntas dichas con la honesta
intención de consolar y animar, a quien espera desde la incertidumbre, o vive
con la enfermedad como compañera, que se dicen de forma frecuente:
- Tranquilo, todo irá bien... - Animo seguro que pronto se acaba...
- Intenta no pensar ...
- No te preocupes...
- Todo es normal ...
- No va mal, poco a poco...
- Como estas?
- Va todo bien?
- Ya sabemos que es lento, pero hay que tener paciencia.
Y una de las mejores: Piensa que hay quien está peor…
¿Cuántas veces las decimos? seguramente unas cuantas. ¿Cuántas las habré dicho yo? otras cuantas.
¿Y utilizamos la empatía? De verdad nos ponemos en el lugar de quien está ante una situación incierta, a la que no le marcan plazos, que no puede dejar de pensar en su intervención porque un drenaje que destila un olor desagradable se la recuerda a cada momento, que descansar preferiría hacerlo en su casa, que no sabe como está porque pasa del enfado a la tristeza, de la rabia a las ganas de llorar como si en una montaña rusa estuviera…
Y todo ello como en muchas situaciones no solo le
afecta a él sino a quien esta en la silla al lado de su cama. Con el
paso de los días ella sufre por él y él sufre por ella. Sufrimiento mutuo y
compartido que aumenta con el paso de los días…
Ante situaciones de impacto emocional, hemos de acompañar,
desarrollar sentimientos de compresión hacia las emociones y el afrontamiento
ante el proceso de enfermedad desde nuestro estado de salud.
La empatía no implica ayudar al otro haciéndole ver las
cosas bajo nuestra mirada, sino ayudar entendiendo como esa mirada ve las
cosas.
Un miércoles E. llamó
por un dolor en la zona del drenaje que le impedía respirar ,algo que ya le
había ocurrido en otras ocasiones , cuando fui a su habitación tras mirar sus
constantes que estaban dentro de la normalidad, me quedé hablando con él un
rato, y allí estuvimos hablando , de su trabajo, había sido optometrista, de cómo
conoció a su esposa, siendo ellos muy jóvenes , de sus hijos y fue entonces cuando me dijo que el viernes
celebraban su 44 aniversario de boda y que seria la primera vez que no iban a celebrarlo.
Al salir de la habitación E. respiraba bien y rechazó el calmante.
En el pase de visita del jueves, ya se planteó el alta para
el lunes o el martes, y no pude evitar explicar a su cirujana lo del aniversario.
Aprovechando que estaba su hijo se organizó todo para que el viernes Enrique
saliese de permiso unas horas para celebrar con su esposa ese día que para el significaba
mucho.
Yo no podía decirle que estuviese tranquilo porque una
reintervención siempre alarma.
No podía animarlo a que tuviera paciencia cuando cada día le
alargaban el ingreso más y más
No podía hacerle ver que iba lento, pero iba bien porque la
lentitud en procesos de salud desespera a quien la vive
Pero sí que podía entender que ese día de aniversario era
importante para él, le iba hacer sentir menos enfermo por unas horas, y
compartir con su esposa ese momento supondría seguramente una medicina que
ninguno le podíamos dar, aunque si facilitar.
Administramos medicación, practicamos curas, realizamos
técnicas, porque son necesarias y parte esencial de nuestra tarea asistencial,
pero no hemos de quitarle valor al poder de la palabra, muchas veces unos minutos
hablando son el mejor analgésico….
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