dilluns, 12 de novembre del 2018

La rapidez no siempre marca el ritmo,a veces se rinde ante la dignidad personal


Desde que por la mañana suena el despertador un mecanismo se enciende en alguna parte de nuestro cuerpo y ya empezamos a ir rápido. Nosotros, nuestros vecinos, la gente con la que nos cruzamos por la calle, la que va con el miedo de perder el tren, como si al perderlo se le fuesen unos minutos de vida.
Rapidez que se ha instalado en nuestra vida, en la sociedad, en la educación...y en la salud. Hay que agilizar, recortar tiempos de espera, diagnosticar rápido. Cada vez población más envejecida con varias patologías, cada vez patologías que tienen en la rapidez a su mejor aliada.
Y así es como hablamos de detección precoz, de prioridad, de reducción de listas de espera, de numero de altas como indicador de calidad...porque la rapidez ha pasado a ser una parte más de nuestra vida y acciones.
Pero esa rapidez, que se ha convertido en directora de procesos y diagnósticos y que celebramos por los resultados que con ella se consigue, cuando quiere mandar sobre la persona, no siempre gana. Y es que en alguna casa cuando el despertador suena el cuerpo se mueve al ritmo que él decide.
Cuando Ana llegó a la unidad, en su historia, un cartel, UDR (Unidad de Diagnóstico Rápido), una de las varias siglas que existen en el Hospital (otra vez la rapidez: al definir, al escribir, a etiquetar…)
En el caso de Ana la rapidez regía su ingreso. Rapidez, al llegar, a practicar pruebas a visitar, a diagnosticar y a dar el alta. Todo ello con el objetivo de disminuir el tiempo de espera que conlleva la realización de pruebas diagnósticas de forma ambulatoria. Sobre el papel un circuito para agilizar posibles actuaciones que no tienen demora.
Pero como siempre, nosotros no trabajamos con papeles (que también) sino con personas y al conocer a Ana, sabias enseguida que sus más de 250 kg que su cuerpo movía no casaban  demasiado con el concepto de rapidez.
Esa rapidez no contempló que no había sillas de ruedas adaptadas para ella en el momento del ingreso, por lo que tuvo que ser subida a planta en una cama.
Al día siguiente le ofrecimos ayuda para su  higiene, en nuestra vorágine de las mañanas todo son altas ingresos, higienes camas ...rapidez. Ana la rechazó de forma amable, ella vivía sola, y ya conocía su cuerpo y la rapidez a la que se movía. Ana había desarrollado su autonomía a partir de su limitación y defendía su ritmo y su dignidad.La rapidez quedaba en su puerta.
Prueba tras prueba, llegó la tarde antes del alta en la que también esa rapidez se apropió de los resultados y de la forma de llegar a ella.
Sola y con toda una tarde por delante supo que ese abdomen de dimensiones por encima de cualquier media tenía el suficiente espacio para albergar una desagradable e inesperada sorpresa en su útero, que hizo que se programara un traslado al S de Ginecología del Hospital vecino de forma rápida, Otra vez la rapidez, que entiende de efectividad. de beneficio, pero poco de empatía ...
Cuando hablé con Ana la mañana del Alta estaba ya saliendo de la ducha, aquel día había dejado entrar a la rapidez en su espacio. (el traslado era a las 8:00).
Pero esa rapidez burocrática que no mira personas, falló. Las ambulancias adaptadas a personas con sobrepeso no iniciaban servicio hasta las 9:00, así que el ritmo de Ana ganó esa pequeña partida a la rapidez. Aquella mañana desayunó tranquila y al llevarle los informes me  trasladó su agradecimiento a todas por el trato hacia ella, por entenderla, por sentirse aceptada, por facilitar en lo posible que estuviera cómoda, por respetar su autonomía.
Cuando marchó le dije lo que hace poco me prometí no decir más " ya verás que todo irá bien ", y nos dimos un abrazo, algo que pienso seguir haciendo tantas veces como mi corazón o mi sentimiento me lo pidan.
Ana es una de las personas más dulces, fuertes,que he conocido  con una dignidad que marca el ritmo que su cuerpo marca.
Como ella me dijo " yo llego a todas partes, solo necesito ir parando de vez en cuando “, Actualmente a veces parecemos esclavos de la rapidez, Ana la utiliza cuando quiere. Conoce su limitación física y desde ese conocimiento ha construido su ritmo de vida y su velocidad de movimiento.
La Rapidez agiliza, beneficia, da oportunidad a ganar días frente a la enfermedad una maestra en el robo del tiempo. En ese proceso hemos de ser nosotros los que le robamos a ella unos minutos para darselos a la  relación,a la escucha...a la Empatía.
Y es que Ella va a tantas revoluciones que no piensa demasiado en girar la cabeza y mirar a quien deja atrás.Y ese quien es una persona ...

( imagen desde flipboard.com )



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