He de admitir
que, al inicio de mi andadura como Enfermera, todos mis esfuerzos se centraban
en realizar de forma correcta las técnicas que en algunos casos conocía sólo de
forma teórica, intentar una soltura que mi poco rodaje convertía en tarea ardua
y todo ello sin cometer errores. Quedaba algo lejos la toma de conciencia de la
dimensión de la palabra Cuidar.
Mirando atrás
pienso que cada año transcurrido ha ido sumando experiencia, continuo
aprendizaje adquirido a partir de las relaciones con pacientes, familias y las
compañeras con las que he trabajado. Y el resultado de esa suma se ha integrado
de forma paulatina en mi día a día, haciéndome ver que las técnicas no centran
mi trabajo sino la persona a las que se las realizo. Ha ido madurando la idea
del cuidado resultado de la relación de confianza que haya podido establecer y
no como el mero cuidado de la enfermedad.
En definitiva,
lograr una experiencia que tenga una base sólida de conocimientos y que esté
basada en una evidencia que no sólo me haga actuar desde la intuición sino con
un sentido. Es entonces cuando la perspectiva cambia y empiezas a enfocar tu
actividad en ver la enfermedad como la pérdida de salud, y parte de tus
cuidados los dedicas a ayudar a afrontar los problemas y limitaciones física y
emocionales que de ello se derivan.
Porque
aprendes a entender que cada persona se enfrenta a la enfermedad de forma
distinta y que como Enfermeras no hemos de juzgar sino acompañar. Y observar
los silencios que dicen lo que las palabras a veces no saben para poder apoyar.
Un ejercicio nada fácil dentro de nuestras competencias porque primero hemos de
ser conscientes de nuestra propia vulnerabilidad para sostener la del otro.
El enfoque
bioético no tiene porque ir en detrimento de la profesionalidad encaminada a la
excelencia, más bien ha de complementarla para ser un profesional que por su
condición humana ve a quien esta privado de salud no solo como paciente sino como
persona que sufre.
Cuantas veces
sin darnos cuenta, olvidamos que, en ese mundo de camillas, monitores,
catéteres, sondas, drenajes, donde nosotros nos sentimos seguros y conocedores
de cada rincón, es para alguien ajeno a él, una fuente de dudas, temores,
ansiedad y pérdida de identidad.
Vulnerabilidad,
alteridad, dialogo de presencias, narratividad y espiritualidad, nos hablan de
sentimientos, emociones, miedos, esperanzas, de todos los implicados en el
proceso del Cuidado. A su vez todos ellos implican una relación interpersonal
que no solo es de proximidad física. Como profesionales será acercarse al
dolor, al sufrimiento, desde el respeto y haciendo saber a quién se siente
vulnerable que se le considera persona. Será de esta forma como se creará una
relación de confianza en la que el enfermo podrá abrirse al profesional,
pudiendo mostrar sin miedo a ser juzgado su fragilidad. Pero como se trata de
una relación, ésta no sólo hablará de cómo afronta la situación el paciente y
su familia, sino como lo vivimos y asumimos las enfermeras como seres humanos.
Reconociendo pues la propia vulnerabilidad se podrá llegar a
la fragilidad ajena. Como humanos reconocemos nuestros miedos, dolor o
sufrimientos en el otro y por ello podemos ayudarlo y en definitiva cuidarlo.
(2)
Cuidar,
como enfermeras, implica técnica y habilidades. Pero con la experiencia de los
años hemos de ir más allá, asumir que estado emocional de quien se enfrenta a
la enfermedad también forma parte de ese cuidado.
Según M.ª
Eugenia García Cabeza:
“Humanizar la asistencia significa hacerla
digna del ser humano y coherente, por tanto, con los valores que él siente como
peculiares e inalienables “(1)
Palabras
que tomo prestadas para llevarlas al ámbito asistencial, al día a día donde
parece cada vez más complejo realizar técnica y procedimientos desde una visión
bioética, que nos haga ver no sólo a la enfermedad sino a quien la sufre.
Personas
cuidando a personas. Algo tan simple y a la vez tan complejo como toda relación
humana.
·
(1) García Cabezas ME. Humanizar la asistencia
en los grandes hospitales: un reto para el profesional sanitario. Metas Enferm
2014: 17(1): 70-74.
·
(2) Galán González-serna JM, de Llanos Peña F.
Cuestiones
éticas de enfermería en cuidados
paliativos. Revista Rol de Enfermería 2014;37 (9): 568-573
Cris Borruell
Hospital de San Rafael (HHSCJ).
(Imagen propia)
Post publicado en el Fanzine Enfermeria Diciembre 2018
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